miércoles, 30 de julio de 2008

José López Rega




José López Rega, conocido como el Brujo (Buenos Aires, 17 de octubre de 19169 de junio de 1989) fue un político argentino, célebre como secretario privado de Juan Domingo Perón, y con una poderosa influencia sobre el líder peronista y su esposa.


Como ministro de Bienestar Social durante los gobiernos de Héctor J. Cámpora, de Raúl Alberto Lastiri y del propio Perón, promovió una política fuertemente conservadora y organizó la Alianza Anticomunista Argentina, un grupo armado de ultraderecha que practicó asesinatos selectivos para combatir la influencia del ala izquierda del peronismo y de organizaciones marxistas. Obligado a renunciar a su cargo en 1975 tras las violentas reacciones al plan económico promovido por su protegido Celestino Rodrigo para desmovilizar al sindicalismo argentino, se exilió en España, y estuvo prófugo de la justicia durante diez años. Fue apresado en Estados Unidos y luego extraditado. Murió a la espera de ser juzgado por múltiples cargos de homicidio, asociación ilícita, y secuestro.

Trayectoria juvenil


López Rega fue, de acuerdo a su biógrafo, un niño introvertido y callado, con un profundo interés en temas espirituales y religiosos. Gracias al apoyo del Jefe de Policía Filomeno Velazco, López Rega integró la guardia que protegía la residencia presidencial. Empezó siendo cabo y más tarde con la ayuda del general Perón, ascendió a jefe de la policía.

Proximidad a los Perón


Desde pequeño siempre quiso ser policía, pero cuando en una manifestación, el general Perón, se quedó sin un custodia, el ”brujo” tomo su lugar, y desde ese momento se subió al poder. Una común afición por el espiritismo vinculó finalmente a López Rega con la esposa de Perón en 1965, cuando ésta, enviada por su esposo desde su exilio en España, organizó una reunión en casa del mayor Bernardo Alberte, delegado de Perón y promotor de varios de los movimientos de la izquierda peronista, entre ellos la CGT de los Argentinos.
Tras ganarse la confianza de Isabel, López Rega se trasladó a España, donde ejerció como custodio y luego como secretario privado del matrimonio. Tras las elecciones de 1973, en las que triunfó Cámpora, Perón lo envió para ocupar la cartera de Bienestar Social; desde ésta se opuso a las medidas de los elementos más afines a la izquierda, como Esteban Righi. En junio de este mismo año, cuando regresó Perón al país, fue López Rega el instigador del enfrentamiento entre las dos alas del peronismo que culminó en la brutal masacre de Ezeiza, en que los sectores bajo su mando fusilaron a las columnas de Montoneros que intentaban aproximarse al palco. Las reacciones no se hicieron esperar; Mario Roberto Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo, llamó a conferencia de prensa para acusar a López Rega y al teniente coronel José Manuel Osinde de la masacre. Las declaraciones de López Rega y de Perón, quien había apoyado epistolarmente desde el exilio a los grupos como Montoneros, fueron esta vez durísimas contra ellos, y el delicado equilibrio que había agrupado en el movimiento peronista a dos facciones muy distintas no tardó en romperse. López Rega criticó abiertamente la posición de Cámpora en reunión de gabinete; tras los hechos, y al enterarse de las reuniones de Perón con los líderes de la CGT y el Ejéricto, tanto Cámpora como su vicepresidente renunciaron, y la presidencia quedó provisionalmente en manos del presidente de la Cámara de Diputados, su yerno Raúl Alberto Lastiri.

Llegada al poder


El éxito de López Rega en desplazar del poder a la izquierda peronista quedó demostrado el 4 de agosto, en el Congreso Nacional Justicialista, con la nominación de su protectora Isabelita como candidata a la vicepresidencia; el 23 de septiembre, la fórmula Perón-Perón llegó al poder con el 61,85%. Preocupados por el sesgo que tomaba el gobierno nacional, Montoneros asesinó al conservador secretario general de la CGT José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973, lo que dio pábulo a López Rega para decretar la proscripción de los grupos armados y la clausura del diario El Mundo, afín a los mismos. Las acciones de López Rega no se limitaron a lo institucional: un mes más tarde, el senador radical Hipólito Solari Yrigoyen fue gravísimamente herido en el primer atentado autoadjudicado por la Alianza Anticomunista Argentina. Se supone que el atentado fue dirigido por el entonces Jefe de la Policía Federal, Rodolfo Eduardo Almirón.
Entre las primeras acciones de Perón, tras asumir, se contó el agravamiento de las penas contra la "sedición" y la "subversión"; el agravamiento de la ruptura fue visible en el enfrentamiento interno de la bancada peronista en el Congreso, donde renunciaron ocho diputados de la Juventud Peronista. Cuando, el 1 de julio, fallecía Perón, Isabel asumió la presidencia, y López Rega un rango casi de primer ministro, al serle confiada la dirección de todas las secretarías bajo la órbita de la Presidencia. La composición del nuevo ministerio fue casi íntegramente obra suya.

Caída


López Rega abandonó España y se refugió en Suiza, donde viviría cerca de Ginebra hasta 1982, cuando fue descubierto por un fotógrafo. Escapando de la notoriedad, huyó a Bahamas, donde vivió hasta 1986, alternando su residencia con Miami. En 1986 fue ubicado cuando intentaba renovar su pasaporte y extraditado a la Argentina, donde la justicia lo buscaba por diversos delitos, entre ellos corrupción, asociación ilícita y homicidio. En el ínterin, la CONADEP había atribuido a la Triple A [1] la intervención en 19 homicidios en 1973, 50 en 1974 y 359 en 1975; se sospechaba además de su participación en centenares de otros. Preso y en espera de sentencia, murió en Buenos Aires a los 73 años.

Alianza Anticomunista Argentina

La Alianza Anticomunista Argentina (AAA), conocida popularmente como Triple A, fue un grupo paramilitar de ultraderecha de la Republica Argentina, que llevó a cabo numerosos asesinatos contra guerrilleros y políticos de izquierda durante la década de 1970. Sus acciones fueron catalogadas como delitos de lesa humanidad por el juez federal Norberto Oyarbide en el año 2006[1]

Orígenes

Aunque su liderazgo era encubierto en ese momento, hoy se sabe que estuvo bajo la dirección de José López Rega,[cita requerida] secretario personal y ministro de Juan Domingo Perón, quien la empleó para combatir los sectores de izquierda del propio movimiento peronista. López Rega y el entonces comisario general de la Policía Federal Argentina, Alberto Villar, organizaron la Triple A durante el gobierno interino de Raúl Lastiri, en 1973. López Rega estaba al frente del Ministerio de Bienestar Social, cuyos fondos presuntamente desvió para financiar la organización y el armamento del grupo paramilitar; seguiría en ese cargo durante el gobierno de Perón y, a la muerte del mismo, en el de su mujer, Isabel Martínez, sobre la cual ejercía una extraordinaria influencia basada en una compartida devoción espiritista.[cita requerida]

Primeras actividades

El primer atentado registrado de la Triple A tuvo lugar el 21 de noviembre de 1973, cuando la organización —como represalia por el asesinato del sindicalista conservador José Ignacio Rucci a manos de los Montoneros un mes antes— colocó una bomba en el automóvil del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen. El artefacto explotó y mutiló al senador, pero no logró matarlo; dos años más tarde repetirían infructuosamente el intento.

Actividades terroristas y criminales comprobadas

Durante los dos años siguientes, la Triple A llevó a cabo múltiples atentados, incluyendo algunos contra figuras gubernamentales, judiciales y policiales consideradas permisivas o afines a las organizaciones armadas; la lista incluye a Silvio Frondizi, hermano del ex presidente Arturo, al ex subfeje de la Policía Julio Troxler, el defensor de presos políticos Alfredo Curutchet, el ex vicegobernador cordobés Atilio López y el sacerdote Carlos Mugica. La CONADEP ha probado la intervención de la Triple A en 19 homicidios en 1973, 50 en 1974 y 359 en 1975; se sospecha además de su participación en centenares de otros. Además, las amenazas de muerte entregadas por la misma llevaron al exilio a muchos otros, incluyendo científicos como Manuel Sadosky, artistas como Héctor Alterio y políticos como José Ber Gelbard. De acuerdo a las investigaciones más citadas al respecto,[2] sólo entre los meses de julio, agosto y septiembre de 1974 la Triple A habría realizado 220 atentados, de los que resultarían 60 víctimas mortales y 44 heridas de gravedad, además de 20 secuestros. La estimación global se coloca en el orden de los 1500 crímenes, algunos de los cuales se encuadran como crímenes de lesa humanidad.[3]

Conexiones con la Masonería

López Rega era miembro de la logia masónica irregular Propaganda Due, dirigida por Licio Gelli, la cual trabajó en la Operación Gladio. El modus operandi de la masacre de Ezeiza fue similar al de los sucesos de Montejurra o a la masacre de la plaza Taksim en Estambul[cita requerida].
El almirante massera, que derrocaría a Martínez de Perón poco después de la caída en desgracia y exilio de López Rega, era miembro de la organización.

Fin de sus actividades

El 19 de julio de 1975, los Granaderos descubrieron, al desmontar la sede del renunciante López Rega en el Ministerio, un arsenal de armas de guerra, incluyendo ametralladoras, granadas y fusiles de francotirador. El escándalo consecuente lo implicó, así como a Isabel, en acusaciones de corrupción por malversar fondos del gobierno.
Para el inicio del Proceso de Reorganización Nacional, la más sangrienta dictadura que sufrió la Argentina, la Triple A ya había sido desmantelada, y las acciones represivas fueron llevadas a cabo en lo sucesivo por el propio gobierno.

Montoneros



Montoneros fue una organización guerrillera argentina que desarrolló la lucha armada entre 1970 y 1979, aunque su período de máximo poder se extendió hasta 1976. Sus objetivos fueron: la desestabilización del gobierno de facto autodenominado "Revolución Argentina" (Onganía, Levingston, Lanusse / 1966 - 1973), el retorno al poder del General Juan Domingo Perón, y la instauración en la Argentina de un sistema político que denominaban "Socialismo Nacional", al que consideraban como la evolución histórica natural del peronismo.
Si bien durante sus primeros años de existencia recibieron el apoyo del General Perón y de buena parte del Movimiento Peronista, a partir del primero de mayo de 1974, los graves errores políticos cometidos, que ocasionaron el rechazo sufrido por parte del mismo líder y de los sectores sindicales y políticos del peronismo ortodoxo, motivaron el gradual aislamiento y el pase a la clandestinidad del grupo, que posteriormente fue aniquilado por la dictadura militar que derrocó a la viuda de Perón, María Estela Martínez, el 24 de marzo de 1976.


Orígenes, ideología y fundadores


Las raíces tempranas del movimiento se pueden encontrar en la década del 60, en la confluencia de militantes del movimiento nacionalista estudiantil Tacuara, la Agrupación de Estudios Sociales de Santa Fe, y el integrismo de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
Desde dichas vertientes se perfilan grupos que luego se afianzarían junto a la militancia católica de jóvenes pertenecientes a clases medias y altas, cuyo órgano de prensa aglutinante era la revista Cristianismo y Revolución, dirigida por Juan García Elorrio. A partir de allí se conforma el Comando Camilo Torres, el cual, junto al grupo conducido por José Sabino Navarro, pueden considerarse las células iniciales de Montoneros.
Hacia fines de la década del 60 fueron organizándose políticamente junto al peronismo revolucionario, de neto perfil populista y anti-imperialista, en tanto que su ideología se iba estructurando con una poco clara mezcla de la doctrina peronista, con elementos del marxismo latinoamericano revolucionario provenientes del Che Guevara y de Fidel Castro, recibiendo además fuertes influencias católicas desde el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Varios fundadores de lo que luego se transformaría en una organización armada se conocieron cuando eran seguidores del sacerdote tercermundista Carlos Mugica.
Autodefinidos en sus comienzos como una vanguardia armada nacionalista, católica y peronista, y utilizando consignas tales como "Perón o muerte", Montoneros se asume como organización político militar en la provincia de Buenos Aires, y es encabezada por Fernando Abal Medina, Carlos Gustavo Ramus, José Sabino Navarro, Emilio Maza, Carlos Capuano Martínez, Norma Arrostito, Mario Firmenich, entre otros.
Los fundadores de la organización Montoneros deciden adoptar ese nombre para resaltar la continuidad histórica con los caudillos del interior argentino en el siglo XIX y las "montoneras" originales, del "Chacho" Peñaloza y Felipe Varela, estableciendo así una línea política nacionalista, antiimperialista y federal que, partiendo de San Martín y las guerras de la independencia, pasa por los caudillos y Juan Manuel de Rosas, desembocando finalmente en Juan Domingo Perón. Inclusive, en las primeras épocas de la organización guerrillera, varios de sus comandos operativos (Unidades de Combate) adoptaron circunstancialmente el nombre de esos caudillos para firmar sus "partes de guerra". Esta práctica se abandonó posteriormente cuando sus militantes comenzaron a caer en combate contra la dictadura, y los comandos firmaban entonces con los nombres de los compañeros muertos.
Posteriormente, otros dirigentes notorios fueron Julio Roqué, Dardo Cabo, Marcos Osatinsky, Roberto Quieto, Horacio Mendizábal, Raúl Yaguer, Roberto Perdía, Fernando Vaca Narvaja, Rodolfo Galimberti, algunos de ellos provenientes de la organización Descamisados y otros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, una organización armada peronista similar, pero de bases más definidas hacia el marxismo, que se fusionó con Montoneros en octubre de 1973).
El 7 de Septiembre de 1970 en William Morris, provincia de Buenos Aires, murieron en combate Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus. Desde entonces, la militancia que adscribe al sector de izquierda peronista conmemora esa fecha como el "Día del Montonero".

Los pasos previos:


El 30 de junio de 1969 en la sede de la Unión Obrera Metalúrgica, en la calle La Rioja 1945 de la Capital Federal, fue asesinado Augusto Timoteo Vandor por un grupo comando que se identificó mediante un "Parte de guerra" como "Ejército Nacional Revolucionario". Este grupo estaba integrado por varios de los cuadros combatientes de lo que luego fue la organización Montoneros. Participaron de la operación: Carlos Caride, Rodolfo Walsh, Horacio "el Lauchón" Mendizábal y Dardo Cabo entre los más notorios. En realidad, este comando fue inicialmente el germen de una organización político militar denominada "Descamisados", conducida por Caride, Mendizabal, De Gregorio, Norberto Habegger, entre otros, que en 1972 se disuelve y se integra a Montoneros. Dardo Cabo reconoció públicamente que él había confeccionado los planos de la UOM para la operación, y que Rodolfo Walsh había hecho la planificación de la misma.

Su primera acción pública


La organización armada Montoneros se presentó ante la sociedad el 1 de junio de 1970 mediante el secuestro y asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu, quien fuera la cabeza de la Revolución Libertadora, una sublevación cívico militar que en 1955 había derrocado al segundo gobierno constitucional peronista. El general había sido secuestrado dos días antes, el 29 de mayo, cuando militantes Montoneros (vestidos como oficiales del Ejército) lo capturaron en su departamento, haciendole creer que le brindarían custodia. Aramburu fue sometido a "juicio revolucionario" en una chacra de la localidad de Timote, provincia de Buenos Aires, y acusado por traición a la patria, por los fusilamientos en los basurales de José León Suárez y por la desaparición del cadáver de Evita y posteriormente ejecutado por Fernando Abal Medina. Generalmente los estudiosos de los movimientos armados de la época establecen el punto fundacional en este secuestro, pero en la práctica Montoneros ya existía como una organización política desde varios meses antes, aunque muy minoritaria y casi secreta.

La toma de la Calera


El 1 de julio de 1970, a las 7.30, los Montoneros realizan un operativo en la localidad cordobesa de La Calera. Toman la comisaría, se asalta el Banco de la Provincia de Córdoba, se toma la central telefónica y se inutilizan los equipos y se deja en la esquina del banco una caja -supuestamente un explosivo- que en realidad contenía un grabador con la marcha peronista. Diversos problemas en el repliegue e incorrectas medidas de seguridad determinan la detención de varios militantes, entre ellos algunos fundadores de la organización. Fueron heridos Ignacio Velez y Luis Lozada y detenidos José Breganti, Felipe Defrancesco, Cristina Liprandi, José Fierro, Juan Conte Grand, Juan Sorati Martínez, Heber Albornoz. Muere en el enfrentamiento el Comandante Emilio Maza.

Inserción en el peronismo


A partir de allí y en sus primeros años de accionar, los Montoneros iniciaron un proceso de rápida captación de cuadros en el peronismo (que podía comprobarse con la participación de decenas de miles de simpatizantes y adherentes en las manifestaciones populares), y un gran crecimiento de militantes y adeptos que se integraban a sus agrupaciones de superficie (Juventud Peronista de las Regionales, Juventud Trabajadora Peronista y Juventud Universitaria Peronista, que titularizaba los Centros de Estudiantes en casi todas las facultades del país), y pudieron influir políticamente en el levantamiento de la proscripción del peronismo y la posterior convocatoria a elecciones, en las que impusieron la consigna: "Luche y Vuelve".

La relación con Perón


Entre sus variados contactos con las agrupaciones de superficie Montoneros se vincula con JAEN (Juventud Argentina para la Emancipación Nacional) y con los dirigentes de dicha agrupación Rodolfo Galimberti y Ernesto Jauretche, establecen un acuerdo que le brinda a la organización una cobertura politica en la superficie, acordando además que Rodolfo Galimberti viaje hacia España con una carta de Montoneros,dirigida al General Juan Domingo Perón en donde le explican las causas y motivos por los que secuestraron y dieron muerte al ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, como también sus intenciones de continuar actuando como el brazo armado del movimiento peronista. Desde su exilio en Madrid, Perón los alentó en su proceder guerrillero, pues la lealtad incondicional de esta organización le resultaba útil para presionar y desestabilizar a los gobiernos de facto de la llamada Revolución Argentina que gobernaba por entonces en el país.
En dicha línea estratégica, a la distancia Perón los denominó «formaciones especiales», dando a entender que la existencia de los Montoneros y las otras organizaciones armadas del peronismo eran una circunstancia temporal y táctica, que se justificaba en la medida de la existencia de una dictadura militar. No obstante, les prodigó elogios tales como «juventud maravillosa», e inclusive en una carta, refiriéndose a la ejecución del General Aramburu, les escribió «encomio todo lo actuado». Según consta en numerosos testimonios y declaraciones públicas de la época, los Montoneros creyeron así que eran la vanguardia revolucionaria funcional a los planes del viejo caudillo para la construcción de una Patria Socialista.
El 11 de marzo de 1973 en las elecciones generales, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) nucleaba al Partido Justicialista, al Partido Conservador Popular, al Partido Socialista Unificado y a otras fuerzas menores, y ganó por abrumadora mayoría llevando como candidato a presidente al Dr. Héctor José Cámpora. Perón retorna definitivamente a la Argentina, y a partir de esos días modifica sustancialmente su relación con las corrientes de izquierda de su propio partido, prefiriendo apoyar y respaldarse en el ala histórica más conservadora del amplio espectro de sus colaboradores y simpatizantes de derecha, marcando por lo tanto una creciente distancia discursiva hacia Montoneros, y quitándole gradualmente espacio y protagonismo político dentro del movimiento que indiscutiblemente él lideraba.

La masacre de Ezeiza


El 20 de junio de 1973, durante la tan esperada oportunidad del regreso de Perón a su país luego de 18 años de exilio, ocurren los hechos conocidos como masacre de Ezeiza, localidad cercana al aeropuerto internacional donde arribaría la aeronave, constituyendo el dramático anticipo de todo lo que sobrevendría en los siguientes años del escenario político argentino.
Una multitud jamás vista, estimada por los medios periodísticos de la época en dos millones de personas, se congregó en el lugar para recibir a su líder y, en medio de ella, las columnas de Montoneros junto a otras agrupaciones de izquierda representaban un despliegue de movilización imponente. Por expresas directivas de Perón, la seguridad de todo el operativo del regreso se delegó en el Coronel (RE) Jorge Osinde, perteneciente al ala más conservadora de su movimiento político, soslayando y quitándole el poder operacional a Esteban Righi (por entonces Ministro del Interior de la Nación), responsable natural de la seguridad del país e ideológicamente cercano a Montoneros.
Varios enfrentamientos -cuyo saldo de quizás centenas de muertos y heridos nunca fue determinado exactamente, ni investigado judicialmente- se generaron durante todo el día entre los grupos armados paramilitares a cargo del operativo de seguridad, y las multitudinarias columnas de manifestantes Montoneros, en medio de cientos de miles de obreros peronistas con sus familias y desorientados simpatizantes del viejo general, quienes no entendían lo que estaba ocurriendo.
Al caer la tarde, y ante las noticias provenientes de Ezeiza, la aeronave que traía de regreso a Perón finalmente fue desviada al aeropuerto de Morón. Por la noche aún continuaron las corridas y enfrentamientos armados en Ezeiza, mientras la mayoría de la multitud pugnaba por abandonar el área y ponerse a salvo.

Las contradicciones con el gobierno


Una vez radicado en el país Perón comenzó a apartarse tanto de los cuadros armados de Montoneros como de sus enlaces políticos, los miembros de las Juventudes Peronistas de la Tendencia Revolucionaria.
En ese año 1973 Montoneros ya sufría un proceso de contradicciones internas entre la realidad del proyecto de Perón y sus propias expectativas. No obstante siguieron aparentemente apoyando al gobierno aunque posteriormente se confirmó que mataron al dirigente sindical José Ignacio Rucci, por entonces Secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT), hecho que acaeció el 25 de setiembre de 1973 en el populoso barrio de Flores de la ciudad de Buenos Aires.
Si bien Montoneros no reconoció públicamente mediante un comunicado oficial este suceso como de su propia autoría -tal como era su costumbre operativa-, fue aceptado años después por varios dirigentes de la organización que ese atentado fue planificado y concretado por ellos para "tirarle un muerto a Perón" y demostrarle poder. La emboscada a Rucci ocurrió sólo dos días después de las elecciones que consagraron a Perón por tercera vez presidente constitucional de Argentina, y provocó un verdadero terremoto político. El objetivo montonero aparentemente fue mostrar sus fuerzas y sus límites desafiando al propio Perón, y reclamar con ello la cuota de poder que se les negaba dentro del peronismo. El sindicalismo ortodoxo, la CGT y el propio entorno presidencial— interpretaron este atentado como una abierta declaración de guerra.

La "Triple A" (AAA)


Aflora entonces el pleno protagonismo político de José López Rega, ex Cabo de la Policía Federal Argentina, ex secretario privado de Perón y conocido también como Lopecito o El Brujo por sus inclinaciones esotéricas, quien fue ascendido a Comisario General en un solo paso e inmediatamente nombrado Ministro de Bienestar Social del gobierno. Ungido en una especie de ministro predilecto y consejero de confianza del líder, López Rega tuvo un importante rol en la lucha contra Montoneros, a quienes solía referirse despectivamente como la infiltración marxista. Su indisimulada intolerancia lo llevó a crear y apoyar financieramente con fondos ilícitamente desviados desde el ministerio a su cargo a la paramilitar Alianza Anticomunista Argentina o Triple A.
La Triple A contaba muchas veces con la colaboración operativa y de inteligencia militar para atentar violentamente, no sólo contra los cuadros Montoneros y las juventudes políticas de la Tendencia Revolucionaria, sino también contra cualquier ciudadano sospechoso de poseer una ideología de izquierda.

El Primero de Mayo


El punto de máxima tensión en el proceso de expulsión de Montoneros del movimiento peronista se produjo el 1 de mayo de 1974, en ocasión de los festejos por el Día del Trabajo. Ya en el ocaso de su vida, en pleno ejercicio de sus facultades como Presidente de la Nación, e indignado por los cánticos ofensivos que entonaban las columnas montoneras (contra su esposa, contra López Rega y acusando al gobierno de "estar lleno de gorilas"), durante una gran convocatoria en la Plaza de Mayo Perón los llamó estúpidos e imberbes en un encendido y recordado discurso desde el balcón de la Casa de Gobierno. La reacción de los militantes montoneros y sus simpatizantes, provocó algunos enfrentamientos y la inmediata retirada de la Plaza de las columnas que respondían a la organización. Luego de dicho suceso, la jerarquía montonera pasa de hecho a la clandestinidad, y retoma sus operaciones militares, ahora ya en abierta contradicción con el peronismo oficial, y sin contar con la más mínima expectativa de apoyo por parte del líder del movimiento. El retorno a la actividad clandestina es reconocido formalmente por la Conducción Nacional de Montoneros en el mes de septiembre de 1974.
A partir de 1975 comienzan a producirse conversaciones para lograr un acercamiento entre la dirigencia de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), otra organización armada irregular argentina (en este caso de ideología marxista-leninista) brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), quienes siempre actuaron desde una franca oposición al peronismo por considerarlo una mera expresión política populista del capitalismo y la burguesía.
La oposición cada vez más violenta de la derecha peronista -sostenida desde el entorno del propio Perón-, hacia las organizaciones armadas, se agravó más aún luego de la muerte del anciano líder, al asumir su esposa y vicepresidente María Estela Martínez de Perón la primera magistratura, cuya opinión y voluntad estaban bajo el control de José López Rega.

El secuestro de los Born


En medio de un clima político y social sumamente enrarecido y conflictivo, el 19 de septiembre de 1974 un comando montonero concreta el mayor secuestro extorsivo de toda la historia argentina. La organización obtuvo sesenta millones de dólares, por el rescate y entrega con vida de los hermanos Juan y Jorge Born (Bunge & Born), a los seis y nueve meses respectivamente. Los hermanos Born eran por entonces los principales accionistas del mayor conglomerado productor y exportador cerealero argentino. Durante este hecho murieron un empresario (el Sr. Bosch) y el conductor del vehículo (el Sr. Pérez) en que viajaban los secuestrados.
Dirigentes montoneros confirmaron que una parte del dinero fue derivada hacia Cuba con el fin de ponerla transitoriamente a resguardo, en tanto que el pago final de unos 17 millones de dólares fue cobrado y administrado por el banquero David Graiver, quien tenía sus oficinas en la ciudad de Nueva York y falleció en un dudoso accidente de aviación. En ambos casos hasta el presente ha sido un gran misterio el destino final de buena parte del dinero en efectivo producto del rescate. Las relaciones entre el régimen de Fidel Castro y los Montoneros no siempre eran de mutua afinidad. Por un lado han circulado versiones periodísticas sugiriendo que la fortuna de los Montoneros quedó finalmente incautada y confiscada en Cuba por orden de Castro, pero algunos ex funcionarios cubanos han declarado que todo el dinero proveniente de este mega secuestro les fue entregado a Firmenich, Perdía y Yaguer, algunas veces en forma personal y en efectivo, y otras en graduales y sucesivas remesas al exterior vía complejas triangulaciones financieras a través de bancos de Checoslovaquia y Suiza.
Los mencionados dirigentes montoneros jamás han dado precisiones ni respondido fehacientemente los cuestionamientos en tal sentido, y el destino final de los fondos del rescate se mantiene como un enigma.

Aislamiento y derrota


Con el transcurso del tiempo los Montoneros sufrieron un gradual aislamiento de la base popular peronista en que se apoyaban, hasta que fueron completamente derrotados por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, una dictadura militar que se inició en 1976 derrocando al endeble gobierno constitucional de la viuda de Perón, después de casi dos años de gran inestabilidad política y económica, una evidente inoperancia institucional, y la indiferencia de la gran mayoría de la población.
Con vías a aniquilar a sus opositores, este nuevo régimen dictatorial (cuyos dirigentes y cuadros militares habían sido entrenados en la famosa "Escuela de las Américas" a cargo de los EEUU, y en donde se les enseñaba entre otras materias técnicas de acción psicológica, tortura, y control de población) inició una política institucionalizada de secuestro, desaparición forzada, tortura y exterminio en más de trescientos cuarenta centros clandestinos de detención. Años después los defensores de tal régimen alegarán que éste "continuó la política ordenada por la Presidenta Martínez de Perón", a través de 2 decretos por los cuales en 1975 ordenaba "aniquilar el accionar subversivo".
El 2 de julio de 1976, Montoneros llevó a cabo un ataque con bomba contra la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal Argentina, que causó la muerte de 18 personas y heridas a otras 66.
Sin embargo, entre mediados y fines de 1976 la Conducción Nacional y los cuadros de más jerarquía partieron al exilio, en México. En aquel país establecieron su "cuartel general", desde donde continuaron actuando. Hasta que en enero de 1978, la Conducción Nacional se replegó hacia Cuba, por motivos de seguridad, pues en esos días un comando militar junto a militantes "doblados" intentaron atentar contra Firmenich en suelo mexicano. La operación pudo ser desbaratada gracias a uno de los integrantes del comando, Tulio Valenzuela, quien simulando estar "quebrado" y ser un militante "doblado", al llegar a México se puso en contacto con la organización y denunció la maniobra.
Luego de una estadía en La Habana, la conducción montonera se trasladó a Europa.
Durante el transcurso del "Proceso", la mayoría de los cuadros activos de la organización Montoneros fueron muertos o secuestrados, quedando a disposición de las Fuerzas Armadas o de seguridad como "detenidos/desaparecidos", y varios de ellos colaboraron activamente con las FF.AA. en la delación y entrega de sus compañeros guerrilleros.
No obstante, algunos miembros de la cúpula dirigente de Montoneros (Firmenich, Perdía y Vaca Narvaja), han sobrevivido. Algunos (tal el caso del propio Firmenich) han sido acusados de haber actuado como agentes de contra inteligencia y entregadores de sus propios compañeros por el fiscal Romero Victorica. Acusación de la cual salieron exonerados por una total falta de pruebas (al no haber ningún testigo, testimonio ni escrito que los incriminase, y al plantearse la investigación en rumores, originados muchos en los propios enemigos de la dirigencia de Montoneros). A la par se dio la campaña de difamación de parte de un escritor norteamericano (Martin Andersen) como parte de una campaña psicológica norteamericana; la fuente del autor: un agente de la CIA (Robert Scherrer) al servicio del plan de Condor y del General chileno y dictador Augusto Pinochet.

Las versiones y rumores


Hubo versiones no confirmadas de una reunión entre algunos miembros de la conducción montonera y el almirante Emilio Massera, que habría tenido lugar en París, Francia, en 1977. De acuerdo a las mismas, Montoneros ofreció un case del fuego, es decir un alto en las acciones militares montoneras contra la marina y el ejército, a cambio de detener la represión contra sus cuadros y la liberación de los militantes detenidos-desaparecidos. La Marina no habría aceptado dichas condiciones. También corrieron rumores tendientes a desprestigiar a la organización, sugiriendo traiciones de su conducción y un "doble juego" con las fuerzas Armadas. Como ejemplo de esta supuesta connivencia, se ha afirmado que la vivienda ubicada en Libertad 244 en Martínez, en el conurbano bonaerense, en la que Montoneros ofreció una conferencia de prensa que puso término al cautiverio de Jorge Born, era una "casa segura" del Servicio de Inteligencia del Ejército, propiedad de Nelson Romero y lugar al que concurría asiduamente Rodolfo Silchinger, agente de la SIDE. En el sótano de esa vivienda el servicio de inteligencia mencionado habría realizado interrogatorios compulsivos, tal vez en las semanas anteriores y posteriores a la conferencia de prensa. Estas versiones fueron propaladas por el fiscal Juan Martín Romero Victorica durante el año 1984, si bien debe destacarse que el fiscal era un duro crítico de la organización, por lo que la verosimilitud de las mismas es dudosa. Algunos ex-militantes montoneros, como Juan Gasparini (escritor radicado en Ginebra - Suiza) en su artículo "La CIA de los Montoneros", demuestra que los hechos fueron fortuitos -y que ningún cuadro militante involucrado en la operación cayó ni fue secuestrado por ello.

Actualidad


Actualmente Montoneros ha dejado de existir como organización político-militar. Muy pocos de sus militantes orgánicos han sobrevivido luego del exterminio que la dictadura efectuó con sus cuadros. Fue una de las organizaciones más castigada en pérdida de vidas de los más de 30.000 desaparecidos. Entre los que han logrado salvarse, existen aquellos que critican duramente a la que fuera su conducción nacional, algunos que intentan minimizar o negar su participación en esa época y otros sectores que, aún reconociendo muchos errores graves cometidos, reivindican su pertenencia y su práctica en la organización guerrillera enmarcándola en un contexto histórico y geopolítico.

viernes, 25 de julio de 2008

Pedro Lemebel


Nace en Santiago a mediados de la década del ´50..Pedro Lemebel es escritor, artista visual y cronista, y cada fase (o actuación) de su identidad creadora (o performativa) está trazada sobre el paisaje de la cultura chilena de la resistencia desde una distinta transformación vital suya. Como Pedro Mardones (su nombre paterno) había obtenido el primer premio del Concurso nacional de cuento Javier Carrera en 1982, y su primer libro de relatos, Los incontables, es de 1986. En una entrevista, ha reconstruído esa primera transformación: "El Lemebel es un gesto de alianza con lo femenino, inscribir un apellido materno, reconocer a mi madre huacha desde la ilegalidad homosexual y travesti (1997).


.......... La transitoriedad del género como protocolo discursivo subrayará, como un flujo de investigación poética, la otra escena, la del género como sexualidad transgenérica, fluída y antiprotocolar. En efecto, en los años 80, cuando la literatura había sido marginalizada por los aparatos de la dictadura (un período que según Carmen Berenguer hace volver a la palabra oral, al recital, a los nuevos recintos de una comunicación posible), Pedro Lemebel y Francisco Casas fundan el colectivo de arte "Yeguas del Apocalipsis" (1987). En una actividad que fue a la vez paródica y sediciosa, estos escritores convertidos en actores de su propio texto, en agentes de una textualidad en devenir (ni dada ni por hacerse, pura transición burlesca), desencadenaron desde los márgenes (desde la homosexualidad pero también desde el bochorno irreverente) una interrupción de los discursos institucionales, un breve escándalo público en el umbral de la política y las artes de lo nuevo. Su trabajo cruzó la performance, el travestismo, la fotografía, el video y la instalación; pero también los reclamos de la memoria, los derechos humanos y la sexualidad, asi como la demanda de un lugar en el diálogo por la democracia. "Quizás esa primera experimentación con la plástica, la acción de arte...fue decisiva en la mudanza del cuento a la crónica. Es posible que esa exposición corporal en un marco político fuera evaporando la receta genérica del cuento...el intemporal cuento se hizo urgencia crónica...," recuenta Lemebel. Entre 1987 y 1995, "Yeguas del Apocalipsis" realizaron por lo menos quince eventos públicos. Ese último año, Lemebel publica su primer libro de crónicas, La esquina es mi corazón.


.......... Esta nueva transformación del artista/escritor no será, sin embargo, un mero proceso de alguien en busca de su mejor expresión o su voz más personal. Esa mitología lírica no se aviene con el caso de una figura hecha en cada instancia de su actuación tanto por su medio como por su público. Lemebel ha radicalizado la "metamorfosis" del artista romántico en el "travestismo" de identidades del artista postmoderno. Por lo mismo, no nos extraña ya que el deslumbrante barroquismo del hombre de la esquina roja (el paseante de paseo escandilazado) se transfigure, en su siguiente libro, Loco afán, Crónicas del Sidario (1996), en un relato ensayístico crítico y festivo, entre la anotación de filósofo volteriano (Pedro por su casa) y el humor carnavalesco que no deja piedra sobre piedra (Pedro desfundante). En ese proceso performativo de la escritura intersticial (hecha entre géneros, entre medios, entre públicos) las crónicas más recientes de Lemebel están dictadas por el tiempo y la voz suscintas de la radio (tiene a su cargo el programa de crónicas "Cancionero" en Radio Tierra).


.......... Lo más patente es el caracter postmoderno del quehacer (o quedeshacer) de Pedro Lemebel, empezando por su radical cuestionamiento de la sociedad neoliberal, donde se reproduce una ideología represiva; y siguiendo con su práctica desbasadora de los dualismos estructurantes de la normalidad excluyente. Pero lo más original de su trabajo está en la vehemencia de su ejercicio de la diferencia. Esto es, en su formidable capacidad y talento para generar la hibridez. Quizá el travestismo que baraja identidades operativas, el carnaval que canjea escenarios equivalentes, los géneros que se ceden la palabra gozosa, la performance que es una ocupación de espacios monológicos y la sexualidad espectacular que no se ahorra ninguno de sus nombres, se configuran en esa hibridez, que es el eje de la escritura misma. Un escritura de registro tan metafórico como literal, tan hiperbólico como social, y cuya fusión (o fruición) es de una aguda poética emotiva. Guadalupe Santa Cruz ha dicho que Lemebel escribe con "la espléndida tinta de la mala leche." Escribe con desamparada ternura; o sea, con minuciosa ferocidad.


.......... Lo notorio de esta escritura es el barroquismo. O su variante lúdica, que Severo Sarduy llamaba, con autoironía, lo pompeyano. Porque se trata aquí no de un barroco de la proliferación de lo inmanente, donde el objeto es generador de la abundancia; sino de una gestualidad barroquizante, cuya traza viene y va de la oralidad. El barroco es, por ello, la forma elocuente del coloquio, como si la realidad sólo pudiese ser comunicada en su reelaboración, ligeramente absurda o cómica, vista con la distancia irónica que merecen los espectáculos de íntima discordia. Aunque Lemebel ha dicho que detesta a los profesores de filosofía ("Me cargaba su postura doctrinaria sobre el saber, sobre los rotos, los indios, los pobres, las locas"), la conversación a que nos concita no está exenta del filosofar de la época, hecho desde las afueras, en los límites institucionales; en ese "borde con encaje," que reconoce como la cornisa de su arte.


.......... Foucault anota en su Historia de la sexualidad que un interlocutor le protesta a Sócrates traer a la conversación ejemplos extremos. Aún más extremado, Lemebel podría haberle provisto a Foucault de mejores ejemplos sobre la indiferenciación genérica, que ya entretuvo a Lezama Lima en su Paradiso a propósito de la androginia original platónica. Ejemplos que, en el barroquismo reflexivo y el sincretismo oral del chileno, desafían a la taxonomía sexual; ya que en estas crónicas des-urbanizadoras se nos habla de locas, colizas, maricas, maricones, homosexuales, transgenéricos, travestis, pero todos ellos/ellas son equivalentes en la nomenclatura "gay," la que rehúsa la normatividad modernamente impuesta como diferenciación sexual.


.......... Pero lejos de cualquier complacencia en la generalización de las diferencias (que las convierte en mera acusación, por ejemplo, en las por otra parte estremecedoras memorias póstumas de Reinaldo Arenas), Lemebel desarrolla en su barroquismo de sobretono popular una certera resistencia al rigor taxonómico, que así como cartografía el espacio de la sexualidad, busca imponer un lenguaje de la contabilidad. En la crónica chilena del fin de siglo, este filósofo natural nos dice que las estadísticas son otro lenguaje de la burguesía modélica, del capitalismo como programa único y del triunfalismo economicista. Ese discurso es una ocupación y un vaciado del futuro; o sea, una negación de los más jóvenes, de los muchachos pobres que recorren la esquina: "Herencia neoliberal o futuro despegue capitalista en la economía de esta "demosgracia." Un futuro inalcanzable para estos chicos...Por cierto irrecuperables, por cierto hacinados en el lumperío crepuscular del modernismo... Oscurecidos para violar, robar, colgar si ya no se tiene nada que perder y cualquier día lo encontrarán con el costillar al aire... Nublado futuro para estos chicos expuestos al crimen, como desecho sudamericano que no alcanzó a tener un pasar digno. Irremediablemente perdidos en el itinerario apocalíptico..."("La esquina es mi corazón").


.......... Por eso, en "Censo y conquista" Lemebel propone una subversión popular no contra el poder establecido sino contra su funcionalismo mecánico, el censo. Escribe: "Hay que ponerse la peor ropa, conseguir tres guaguas lloronas y envolverse en un abanico de moscas como rompefilas, para evitar los trámites del sufragio."


.......... Como siempre, el fluir cotidiano se le torna hipérbole, espectáculo, apocalipsis, en un proceso de inducciones (lógica socrática y sobremesa metódica): "De esta manera, las minorías hacen visible su tráfica existencia, burlando la enumeración piadosa de las faltas. Los listados de necesidades que el empadronamiento despliega a lo largo de Chile, como serpiente computacional que deglute los índices económicos de la población, para procesarlos de acuerdo a los enjuagues políticos... Una radiografía del intestino flaco chileno expuesta a su mejor perfil neoliberal, como ortopedia de desarrollo. Un boceto social que no se traduce en sus hilados más finos, que traza rasante las líneas gruesas del cálculo sobre los bajos fondos que las sustentan, de las imbricaciones clandestinas que van alterando el proyecto determinante de la democracia."


.......... La crítica, por lo tanto, se sostiene en la puesta en duda que reinicia una práctica popular de resistencias. La matemática de la marginalidad, nos dice el cronista, no sirve a la pobreza, sino todo lo contrario. Y de esa premisa, como si leyera en el texto natural de su tiempo permanentemente travestido, concluye con una pragmática latinoamericanista, de remoto origen nietzcheano y cierta entonación deleuziana: "Acaso herencia prehispánica que aflora en los bordes excedentes, como estrategias de contención frente al recolonizaje por la ficha. Acaso micropolíticas de sobrevivencia que trabajan con el subtexto de sus vidas, escamoteando los mecanismos del control ciudadano. Un desdoblaje que le sonríe a la cámara del censo y lo despide en la puerta de tablas con la parodia educada de la mueca, con un hasta luego de traición que se multiplica en ceros a la izquierda, como prelenguaje tribal que clausura hermético el sello de la inobediencia."


.......... En verdad, si el mundo incaico fue burocrático y decimal, el mapuche no fue ni federal ni frentista, para evitar que el estado le exigiera reciclarse y no demorar más la modernidad; por añadidura, y aunque nuestros países están llenos de conservadores que no tienen nada que conservar, el mercado como espacio de libertad se torna irrisorio para quienes no tienen nada que vender o comprar. Y, en fin, las estadísticas demuestran con sus promedios que en el papel siempre somos menos pobres de lo que en realidad somos. De cualquier modo, quizás los pueblos marginales (los flujos de migrantes, de excluídos, de jóvenes expulsados del sistema) sean ya indocumentables, apenas un cálculo proyectivo entre los que nacen y los que mueren, esa contabilidad del mapa neoliberal.


.......... Así, como si fuera ya tarde para las taxonomías y los censos, Lemebel acude al barroquismo en un gesto característicamente latinoamericano: la cultura de la resistencia responde no con la economía de la nominación puritana sino con el exceso de la renominación metafórica; no con la simetría apolínea de la forma armónica, sino con la hibridez informalista y el "salto por el ojo de la aguja" (propuesto por Vallejo, retomado por Lemebel). Responde también con el sobredecorado, el rizado, la voluta. Pero no solamente resiste y responde, también reapropia con apetito y crea con hambre. Como el último "filósofo autodidacta" (que en la carencia humana aprende a leer la escritura de su tiempo, asi como el viejo filósofo aprendía a leer en la naturaleza la escritura divina), Pedro Lemebel nos enseña a reconocer también la fuerza de esas reapropiaciones y de esas hambres. Desde ellas, piensa el presente como un proceso irresuelto, hecho en las restas de la violencia pero así mismo en las sumas de la pasión.


.......... Todavía en su última transformación, Pedro Lemebel se nos aparece convertido ahora en cronista anti-criollista (porque el criollismo latinoamericano es una apoteosis del lugar común, una representación complaciente y acrítica, que en Chile y en Perú lo asume ahora el entretenimiento televisivo). Y ha sido aún más explícito al descartar los teletones populacheros entregados a preparar el hot-dog o la empanada más grandes del mundo con el propósito deportivo de ingresar al disparate de los récords, el Guinness. Con el mismo espíritu crítico con que refuta el censo, rebate ahora la competencia nacionalista del super-sandwich como metáfora de un Chile del primer mundo. Como Carlos Monsiváis, que en los tiempos del gobierno de Carlos Salinas denunció los costos de la retórica primermundista para un país que se precipitaba, más bien, en las evidencias; Pedro Lemebel fustiga directamente la implicancia política de esta patética apuesta triunfalista. Escribe: "Había que demostrar el "milagro económico" chileno en las veinte mil piruetas del Libro de Guinnes. El despertar de un país que se levanta con orgullo de garrapata triunfal y que dejó atrás al Tercer Mundo. Una fonda del extremo sur que renovó su escabeche tricolor por el pollo rost beef y las hamburguesas sintéticas de los mall, pub, shopping, donde se remata el hambre consumista. Una hilacha de país que mira sobre el hombro a sus vecinos pobres. La Meca dollar del continente que habla de tú a tú con el Mercado Común Europeo. El ejemplo neoliberal para los indios piojosos de Latinoamérica... Por eso se hizo el "completo" más largo, que medía veinte kilómteros de tula alemana por la carretera. Casi de mar a cordillera, el hot-dog gigante dividió al país entre chucrut y ketchup. Y se necesitaron tantos huevos para la mayonesa, que se llevaron camionadas de gallinas a Investigaciones donde las picanearon con electricidad para que pusieran más rápido..."


.......... "Para no ser menos, otra aldea famosa por los dulces empolvados se inscribió con un alfajor monumental donde se ocupó todo el azúcar que necesita una población para endulzar su mísero desayuno de un mes... "


.......... "Para justificar los aires fanfarrones de estas competencias, se dice que la venta del producto va en ayuda de alguna Teletón, un hogar de huérfanos, algún asilo de ancianos, que reciben las cuatro chauchas de esta limosna publicitaria. Todo se va vendiendo, trozado, repartido y consumido por el apetito grosero que proclama su eructo populista de amor a la patria." ("Un país de récords," en Punto final, Santiago, octubre de 1997).


.......... Pero cito esta crónica en extenso para ilustrar no sólo la vehemencia satírica sino algo más importante del trabajo del autor: la disputa por el lugar de la cultura popular. En efecto, esas ceremonias de pantagruelismo municipal, que en los Estados Unidos son una práctica semirural regionalista (las ferias compiten por el cerdo de más peso, el zapallo más gigantesco, etc.), parecen más bien una manipulación mediática de la cultura de la plaza pública; y el derroche que exhiben resulta un ritual no sólo dispendioso sino vacío. Reveladoramente, el cronista acera su sarcasmo porque ya no se trata solamente del espectáculo y la trashumancia; se trata ahora del espacio de la cultura popular, de por sí marginalizado, de pronto ocupado por estas ceremonias de contrasentido.


.......... No es casual, entonces, que esta crónica chilena apuntale una economía simbólica de la preservación cultural (que asegura la función nutritiva de la memoria popular) y de la comunicación horizontal (que gesta el diálogo democratizador de la plaza pública, de su versión callejera). Tampoco es casual que coincida en ello con gestos paralelos de Carlos Monsiváis y Edgardo Rodriguez Juliá, los otros grandes cronistas de la postmodernidad latinoamericana, que Jean Franco sumó, con justicia, a Lemebel, el tercio incluído de este triunvirato de elocuencia y bravura.


.......... Estas puestas en duda de las clasificaciones de la estadística y del gigantismo banal de la competencia, son más que simples críticas al archivo estatal y su programa; son verdaderas disputas por la construcción de la objetividad. Su valor político está situado en lo cotidiano específico, su valor cultural afirmado en el espacio abierto de la plaza pública, su persuasión moral planteada como transparencia crítica. Estas adhesiones y pertenencias vienen de lejos, reverberan en estos gestos ligeramente pintureros, y siguen de largo en pos del lector.
.......... Dicho de otro modo, Pedro Lemebel es un escritor que, extraordinariamente, dice lo que piensa.


.......... Dice más, claro, porque la marginalidad herida aduce también lo suyo en estas crónicas de desamor. Su segundo libro, Loco afán, Crónicas de Sidario (1996) es aún más inquisitivo, y si bien abandona el barroquismo preciosista del epíteto y la hipérbole, gana en inmediatez y familiaridad. Se trata, ahora, de la urgencia del deseo (que construye una vida alterna a la normatividad) y de la muerte por sida (que borra la inmunidad como si tachara al lenguaje mismo). Entre el espectáculo del deseo y la ceremonia de la muerte, buena parte de estas crónicas registran la lucha por sostener el lugar desde donde tanto el placer como la agonía puedan ser vistos de frente, procesados por un diálogo afectivo y maduro. Pero si ello forma parte de la estrategia proposicional de la crónica (donde el agente del relato convoca otra temporalidad, hecha en la duración del espectáculo), lo que no podríamos prever es el humor con que el cronista sería capaz de rizarle el rizo a la Parca.


.......... Así, en esta apoteosis del deseo (de "loco afán") emergen dos otros rasgos de la escritura de Lemebel: primero, su capacidad para el grotesco; y, segundo, su búsqueda de un exceso expresivo, capaz de exorcisar la densidad semántica y privilegiar el acuerdo elemental sobre los hechos. Como Luis Rafael Sánchez, Lemebel hace del grotesco una "épica descalza," es decir, una lírica con calle. Como en la prosa porosa del puertorriqueño, varias hablas orales se interpolan en la crónica del chileno: el eros tiene esa vehemencia de voces henchidas, escanciadas y silabeadas, que cruzan en voz alta su arrebato tenso, su juego retórico y tentativo. Ese juego demanda el exceso, fractura la mesura, arriesga los límites. Recorriendo, así, lo patético pero también lo cómico, el lenguaje abre lo público en lo privado, y viceversa; porque la crónica es el género de los entrecruzamientos (analogías de lo diferente), de la hibridez (antítesis de lo semejante), de la mezcla (travestismo de lo uno en lo otro). Contra la normatividad burguesa que territorializa los espacios cerrados contra los abiertos, los privados fuera de los públicos, la apoteosis lemebeliana es carnavalesca (rebajadora), relativista (escéptica) y celebratoria (religadora).


.......... En "Los mil nombres de María Camaleón" (un nombre de por sí emblemático del poeta de los mil colores y ninguno), leemos lo siguiente: "Así, el asunto de los nombres, no se arregla solamente con el femenino de Carlos; existe una gran alegoría barroca que empluma, enfiesta, traviste, disfraza, teatraliza o castiga la identidad a través del sobrenombre. Toda una narrativa popular del loquerío que elige seudónimos en el firmamento estelar del cine. "


.......... Y luego: "En fin, para todo existe una metáfora que ridiculiza embelleciendo la falla, la hace propia, única."


.......... Todo lo cual sugiere que el nombre multiplicado dirime en el cuerpo del lenguaje la probibición del cuerpo transgresivo: contra la reducción del habla que lo condena, sanciona, persigue y victimiza, este derroche nominal transfiere este cuerpo a la zona acrecentada de significación permutante, donde la identidad es una máscara y el sujeto una mascarada. Las palabras que sobredicen le dan una ruta sustitutiva, no sólo compensatoria, donde hasta lo grotesco es decorado y mejorado. La cultura del margen se acrece en ese trabajo restitutivo.


.......... Otra crónica, "El último beso de Loba Lamar" narra la muerte de una loca sidosa, y para alarma del lector se trata de una de las muertes más comicas de la literatura más trágica. Las amigas peleando con el rigor mortis para que la cara de la difunta venza a la muerte con el gesto de un beso, suma el grotesco, el exceso y la comedia. Esto es, el barroquismo festivo de Pedro Lemebel renombra a la muerte desde el eros nomádico.

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1. Pedro Lemebel ganó el primer premio de cuento en el Concurso nacional Javier Carrera (1982). Sus relatos aparecieron en Incontables (Santiago, Editorial Ergo Sum, 1986). En 1992 dictó el seminario "Eva dice a Adán" en la Universidad Católica de Valparaíso. En 1992 publicó crónicas en Página abierta y al año siguiente fue editor de esa revista. Hizo la presentación de Carlos Monsiváis en el Seminario Utopías que tuvo lugar en Santiago en 1993. Partició del Festival Cultural Stonewall, Nueva York, en 1994. Este mismo año empezó a publicar crónicas en el diario La Nación. Participa de la Escuela de Verano de la Universidad de Concepción en 1996, y dicta el seminario sobre Crónica urbana de la Universidad Playa Ancha de Valparaíso. También ese año colabora en la revista Lamda, empieza su programa radical Cancionero en Radio Tierra, dicta un taller de crónica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Chile y recibe la beca Fondart para el proyecto del libro de crónicas "De perlas y cicatrices." Participa del seminario "Crossing and Sexual Borders," en New York University (1996). Al año siguiente viaja a La Habana para intervenir en la Biena de Arte. Desde el 98 es cronista de la revista Punto Final. Aparecen las primeras traducciones de sus crónicas al inglés en las revistas Grand Street y Nacla Report. Sus libros de crónicas son La esquina de mi corazón , Crónica urbana (Santiago, Editorial Cuarto Propio, 1995; 2da. ed. 1977), Loco afán, Crónicas de Sidario (Santiago, Editorial LOM, 1996; 2da. ed. 1997), y De perlas y cicatrices (LOM, 1998).2. Fernando Blanco y Juan G. Gelpí, "El desliz que desafía otros recorridos. Entrevista con Pedro Lemebel," en Nómada (Puerto Rico, Nº. 3, 1997, pp. 93-98).Véase también la crónica de Carolina Rubino, "las últimas locas del fin del mundo," en Hoy (Santiago, Nº. 736, 26 ago.-1 sep., 1991.3. La cronología de obras de "Yeguas del Apocalipsis" es la siguiente: "Refundación Universidad de Chile," intervención, Facultad de Arte, Universidad de Chile (1988); "Tiananmen," performance, Sala de Arte "Garage Matucana," Santiago (1989); "¿De qué se ríe Presidente?", intervención en espacio publico (proclamación presidencial, Sala Carlos Cariola, Santiago, 1989); "La conquista de América," instalación y performance, baile nacional descalzo en mapa y vidrios, Comisión Chilena de Derechos Humanos, Santiago (1989); "Lo que el sida se llevó," instalación, fotografía y performance, Instituto Chileno-francés de Cultura (1989); "Estrellada," intervención de espacio público, zona de prostitución, calle San Camilo, Santiago (1989); "Suda América," instalación y performance en la Obra Gruesa del Hospital del Trabajador, Proyecto de salud pública del gobierno de Salvador Allende, Santiago (1989); "Cuerpos contingentes," performance y exposición colectiva, Galeria de Arte CESOC, Santiago (1990); "Las dos Fridas," Instalación performance, Galería Bucci, Santiago (1990); "Museo abierto," exposición colectiva, instalación y performance, Museo Nacional de Bellas Artes (1990); "De la nostalgia," instalación y performance, Cine Arte Normandí, Santiago (1991); "Homenaje por Sebastián Acevedo," instalación, video y performance, Facultad de Periodismo, Universidad de Concepción (1993); "Tu dolor dice minado," instalación, video y performance, Facultad de Periodismo, Universidad de Chile (1993); "La mirada oculta," exposición colectiva, fotografía, Museo de Arte Contemporáneo, Universidad de Chile, Santiago (1994); "N.N.", instalación y video, Universidad de Talca (1995); "Yeguas del Apocalipsis," Bienal de la Habana (mayo, 1997). Gloria Camiragua filmó un video con las Yeguas luego de que fueran expulsadas de la muestra colectiva del Museo Nacional de Bellas Artes por el propio director, el pintor Nemesio Antúnez (1992). Sobre "Las dos Fridas" hay referencias en el ensayo de Jean Franco "Género y sexo en la transición hacia la modernidad," en Nomadías (Universidad de Chile, Programa Género y Cultura en América Latina, No.1, 1996); y un análisis de Nelly Richard, "Género, valores y diferencia(s)," en su libro Residuos y metáforas (Ensayos de crítica cultural sobre el Chile de la Transición), 1998. Guadalupe Santa Cruz habló de "La Santiago Travesti" a propósito de las crónicas de Lemebel en el seminario "Conjurando lo perverso, lo femenino, presencia suspensiva," La Morada, Santiago, junio 1997. Soledad Bianchi en el documento de trabajo "¿La insoportable levedad...?" (ARCIS, Nº. 21, oct. 97) propone en lugar del término "neo-barroco" (que vincula a Lemebel con la impronta lezamiana desarrollada por Sarduy y retomada por Néstor Perlongher, el neologismo "neo-barrocho" , haciendo eco desde el santiaguino río Mapocho a la variante propuesta por Perlongher de "neo-barroso" en alusión al Rio de la Plata. El juego es justo: tiene por término común el barro, que está en el origen derogativo de "barroco travesti" (1997).

jueves, 24 de julio de 2008

Ska-P


Ska-P (fonéticamente llamado "Escape") es un grupo español de Ska y Punk formado en Vallecas (barrio de Madrid) en 1994. Sus canciones se caracterizan por su inconformismo, la crítica al capitalismo y al racismo, la defensa de la igualdad y el anarquismo.[1] [2] Su canción Cannabis, reivindicando y apoyando la legalización de la marihuana, fue su trampolín para conseguir cierta popularidad en España, parte de México y Sudamérica. Además cuenta con seguidores en Colombia, Argentina, Venezuela, Reino Unido, Bélgica, Italia, Suiza, Francia, Chile, Uruguay, Alemania y Perú. En los últimos años actuó en diversos festivales multiculturales, alternativos y anti-globalización[cita requerida] de Europa.


Historia 1994: El comienzo


Ska-P surgió en 1994 como un grupo de ska formado por un grupo de amigos de Vallecas. La formación inicial fue la siguiente: Pulpul, voz principal y guitarra; Toni Escobar, guitarra y coros; Julio, bajo; Kogote, teclados y coros; y Pako, batería. Ese mismo Año graban con la discográfica AZ-Records su primer disco, titulado Ska-P, que contiene 9 canciones. El disco no consiguió muchas ventas en comparación con los discos posteriores, pero contribuyó a que el grupo se diera a conocer, especialmente por la canción Como un rayo, tema de apoyo al equipo de fútbol Rayo Vallecano, y que se hizo bastante popular en Vallecas. Tocaron varios conciertos, llegando a telonear a Extremoduro o Platero y tu, aunque todavía tenían escaso público.

1995-1996 : Segundo disco


En 1995, por problemas laborales (le era imposible compaginar trabajo y grupo), el guitarrista Toni deja la banda, y entró en su puesto Joxemi. También entró Pipi, amigo de Pulpul, que hasta entonces se limitaba a salir disfrazado en algunos conciertos y ayudar al grupo a cargar y descargar, y que a partir de ese momento tomó el papel de voz secundaria, al mismo tiempo que seguía disfrazándose en algunas canciones.
En el 96 tuvieron lugar dos hechos muy importantes para aumentar la fama del grupo: la salida de su segundo disco El vals del obrero, de manos de la discográfica RCA Records (filial de Sony BMG), que consiguió un gran número de ventas, haciéndose muy popular la canción Cannabis; y la participación en el 9º Festival Vallekas Rock, lo que aumentó la buena fama de sus directos.
1997-1999: "Eurosis" y la primera gira internacional [editar]
Tras una gira por toda España y parte de Francia, en 1997 graban su tercer disco, Eurosis, de nuevo con RCA. Siguen tocando en España y Francia, pero en esa época también hicieron su primera irrupción en latinoamérica, tocando en Argentina y México (donde volverían en apenas un año). Pako, batería y miembro fundador de Ska-P, dejó la banda en esas fechas, y entró Luismi como nuevo batería. También participaron en el festival Arezzo Wave de Italia, donde tuvieron una gran acogida (cerca de 10.000 personas).

2000-2002: El mejor momento


En el año 2000 graban Planeta Eskoria, donde endurecen su sonido y crean canciones con un tono más serio, aunque también hay canciones en la línea del ska festivalero de los discos anteriores, y las letras siguen siendo tan directas como siempre. Las giras a estas alturas ya se reparten por Francia, Italia, Suiza y España. Ya son una banda considerada internacional.
Dos años más tarde sale a la venta su 5º álbum Que corra la voz, el cual han definido como el más completo de la banda. Destaca la mezcla de estilos, tanto canciones de ska con aire festivo como temas con sonido más duro al estilo de Planeta Eskoria. La lista de países que van conociendo a Ska-P va aumentando, tanto que hacen una gira Europea por Hungría, Bélgica, Holanda, Austria y los países anteriormente citados. También vuelven a América Latina, tocando en Argentina, Chile y México. Además, en estas últimas giras tuvo lugar la incorporación al grupo de los bilbaínos Txikitín (trompeta) y Gari (trombón).

2003-2004: Gira "Incontrolable"


En el 2004 sale su último disco antes del parón, Incontrolable, que además de contar con 16 canciones grabadas en directo por toda Europa, le acompaña un DVD con 13 temas grabados en Nion (Suiza) y París. Además se incorporan todos los videoclips de la banda e imágenes del grupo en la última gira.

2005-2006: El "parón indefinido"


Tras más de diez años en activo, en febrero de 2005 anunciaron que iban a hacer un parón indefinido. Argumentaron para ello que "necesitaban un descanso", no obstante Pipi afirmó que la decisión había sido únicamente de Pulpul, y que el resto del grupo no podía seguir sin él, así que habían tenido que dejarlo. De hecho, hay rumores, fundados en la actitud de algunos componentes, de que hubo peleas internas entre Joxemi, Pipi y Pulpul. Aún así, el grupo declaró que "queda abierta la posibilidad de un futuro retorno". Anunciaron además una gira de despedida.
Su último concierto en España fue el 24 de septiembre de 2005 en la Cubierta de Leganés, y el último recital definitivo fue en Argentina el 12 de octubre del 2005. Los integrantes del grupo decidieron dar por finalizada su gira de despedida en esta ciudad debido al trato recibido en ocasiones anteriores. Todo lo recaudado en dicho festival fue donado a diferentes organizaciones benéficas argentinas, como a la comunidad colectiva mapuche (en memoria a los daños ocasionados por las invasiones españolas durante la conquista y conformación del Virreinato del Río de la Plata) y comedores comunitarios de Buenos Aires [cita requerida].
En 2006, seis meses después del parón, el cantante Pulpul hizo una entrada en la página oficial anunciando que él seguía componiendo y esperaba que esas letras fueran en un futuro las de un nuevo disco de Ska-P. Algunos miembros del grupo formaron parte de otros grupos durante el parón. Es el caso de Pipi, quien fundó un grupo alternativo parecido a Ska-P, llamado The Locos. Joxemi formó un grupo con un tono más Punk, llamado No-Relax, 2006.

2007-2008: El Regreso


El 12 de octubre de 2007, y después de dos años del "Parón Indefinido", llega un aviso a la página oficial de Ska-P mandado por Pulpul en el que habla de su posible reunión en el 2008.[3] En el mismo comunicado, escriben los distintos integrantes del grupo opinando positivamente sobre el reencuentro, salvo Pipi; éste inicialmente anunció que seguiría con su nuevo grupo, The Locos, y no volvería a Ska-P. Entre los detalles del comunicado, se dice que ensayarán con el antiguo repertorio y si todo va bien posiblemente sacarán un nuevo álbum a finales del 2008 (cosa que ciertas fuentes aseguran para octubre). "Alacran producciones", a fines del 2007 abrió la contratación de Ska-P para una posible gira en 2008.
El reencuentro se confirmó a principios de abril de 2008, según un nuevo comunicado titulado "Todo va bien", quien finalmente contó con la presencia de Pipi que fue a la reunión del grupo, aunque no confirmó si se reincorporaba definitivamente o no.[4] A continuación, el día 24 de abril en un comunicado en su web, se confirma el regreso de Ska-P (con todos sus integrantes), confirmando un nuevo disco en Octubre, y una pequeña gira en Noviembre.[5] Pipi, que todavía no había confirmado si volvería con el grupo o no, finalmente confirmó que volverá a ser parte de Ska-P, aunque también seguirá con The Locos.
El 22 de julio del 2008 publican un video en youtube, y en su pagina de internet, grabando su disco, que podría recibir el nombre de lagrimas y gozos, o azufre, ya dandole los ultimos toques para que salga a la venta.

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